Osvaldo No Murió

28 de abril de 1999. Doce años y un día atrás en el tiempo, el mundo metalero argentino se veía conmocionado como nunca antes. Uno de los padres fundadores e impulsor de este género en el país dejaba este mundo: Osvaldo Civile miembro icónico de V8, se suicidó aquél fatídico día de abril.

Deseando Destruir y Matar

Osvaldo nació el 21 de octubre de 1958. Su formación musical rockera fue clásica: era fanático de Jimi Hendrix y, principalmente, de Led Zeppelin. Durante los años en que la movida se estaba gestando; Civile formaba parte de Té de Brujas, mientras que en esa misma época, Gustavo Rowek militaba en la banda WC. Tiempo atrás, Ricardo Iorio había probado a Osvaldo Civile para que quedara como guitarrista de una banda anterior a V8, sin embargo por diferencias de edad y otras cuestiones; el por ese entonces bajista, decide darle la espalda al “cetorca”. Tiempo después,  Rowek y Civile se alejan de sus respectivas bandas y se integraron a V8 a pesar de que en un primer momento Iorio seguía sin estar de acuerdo con su inclusión en el grupo. Sin embargo las cosas comenzaron a funcionar. Y así fue como nacería esa piedra angular del heavy argentino llamada “Luchando Por El Metal” (1983).

En este primer disco era posible ver el gran talento del guitarrista a través de himnos que quedaron grabados en mentes y corazones de los metaleros argentinos. Joyas como “Si Puedes Vencer Al Temor”, “Destrucción”, “Parcas Sangrientas”, o esa declaración de principios llamada “Brigadas Metálicas” (¿alguien no cantó este tema alguna vez?) dejaban como saldo el talento único de Civile impregnado en cada canción.

Luego de “Luchando Por el Metal”, dos años después sale a la luz el segundo disco de V8, “Un Paso Más En La Batalla”, un disco que más allá de su cuestionable tapa, estaba plagado de nuevas glorias como “Deseando Destruir y Matar”, “Momento de luchar”, o “Cautivos De Un Sistema”. La carrera de la banda parecía prometedora; estaban apadrinados por Pappo (otro genio que en paz descansa) y deciden emprender un viaje a Brasil para tratar de establecerse y apuntar a un ascenso en su carrera. Sin embargo las cosas no funcionaron como se esperaba. Las tensiones en el seno de la banda, y especialmente la mala relación entre Iorio y Civile, detonaron la bomba que despedazó al grupo en partes iguales, siendo así que Iorio y Zamarbide retornan a la Argentina mientras que Osvaldo se quedó un tiempo más en Brasil junto con el baterista del grupo, Gustavo Rowek. Iorio y Zamarbide rearmarían V8 y en 1986 lanzaban “El Fin De Los Inicuos”, disco que marco el fin del clásico grupo, aunque eso es otra historia…

Mientras tanto Osvaldo quedo suspendido en una suerte de agujero negro. Su idea era armar un nuevo proyecto del que también formaría parte Rowek, pero ante las demoras de Civile, el batero decidió aliarse con Walter Giardino (con quien fundó Rata Blanca), de quien había escuchado un par de composiciones que habían sido rechazadas luego de su breve paso por V8.

Un paso Más En La Batalla

Civile no pareció impacientarse, sabía que el tiempo pondría las cosas en su lugar. Y su lugar particular en la historia del rock pesado en Argentina se hallaba en Horcas, su propia banda. Horcas vio la luz en 1988 (cinco años después de que se alejase de V8), y en primera instancia, el grupo se encontraba conformado por Adrián Zucchi en segunda guitarra, Eddie Walker en bajo, Gabriel Ganzo en batería, Hugo Benítez en las voces, y por supuesto Osvaldo en guitarra líder. Dos años tardo Horcas en sacar su primer disco a la calle, entre idas y venidas y discusiones con el sello (que publicitaba las actuaciones de la banda como parte de una serie de conciertos de presentación de un disco que nunca había salido), pero finalmente para 1990 se podía conseguir “Reinará La Tempestad”, un clásico instantáneo del Thrash argento. De la mano de su nuevo disco, Osvaldo Civile comenzaba a perfilarse nuevamente como uno de los grandes referentes del género. Horcas peleó y batalló para llevar su música a sus fanáticos, dando muestras de que realmente sentían la “lucha por el metal” de la que tanto siempre se habló en el ambiente.

Para 1992 la situación era un poco más sencilla, y luego del alejamiento de Walker y el ingreso del Topo Yañez en su reemplazo; no tuvieron mayores problemas para sacar “Oíd Mortales El Grito Sangrado”, disco que llevó a Horcas a un importante nivel de reconocimiento dentro de la escena; con grandes temas como “Solución Suicida” y “Violados Y Devorados”.

Pero nada es tan fácil en la vida de alguien como Osvaldo Civile, sobre todo si se trata de llevar adelante una banda de Heavy Metal en Argentina.  Así es que antes de la grabación de su segundo LP, se dan problemas internos en la banda que provocan el alejamiento de Castro y Benítez. Y aunque se presumía que era algo que se podía resolver, Civile tomo las riendas de la situación y terminó por deshacerse del guitarrista y del cantante; llamando a Sebastián Coria y a Cristian Bertoncelli para reemplazar esas respectivas posiciones en la banda.

Tiempo después, en 1996 el grupo comparte cartel con bandas del movimiento como Rata Blanca, Vibrión y Logos en el Metal Rock Festival de ese año. Es en ese mismo festival en el que Civile une fuerzas con Zamarbide, Rowek, y Roldán (en reemplazo de Iorio) y dan nueva vida a una importante lista de temas clásicos de V8; temas que luego quedarían inmortalizados en el disco titulado “Homenaje”, un álbum en el que Civile brilla con luz propia y muy por encima de sus ocasionales compañeros. Además en este álbum se encuentra un tema nuevo grabado en estudio por esta formación, “A Través De Los Tiempos”; y se trata de una placa que aun hoy despierta polémica en relación a si debe ser tenida en cuenta como un disco de V8 o no (por la ausencia del Ricardo Iorio, claro está).

Bertoncelli por su parte se retira de Horcas sin haber grabado un disco y empezaba un nuevo dolor de cabeza para encontrar vocalista para la banda. Es así como Civile, además de encontrar un nuevo cantante en Walter Meza, suma en la batería a Guillermo de Luca, y en 1997 ve la luz el que sería el tercer disco de Horcas, “Vence”, grabado en estudios Panda y editado por el sello Nems Enterprises. En él resuena la Gibson Les Paul de Osvaldo en temas como “Argentina, Tus Hijos” o “Garras” y, polémicas aparte, se trató quizás del último gran disco que el virtuoso violero supo entregar a su público. Para este entonces el esfuerzo de Osvaldo Civile para darle a su banda el lugar que se merecía, había dado sus frutos, y así fue que un año después Horcas encabezó el Metal Rock Festival de 1998, más precisamente en el segundo día del festival; actuación que quedó inmortalizada en un compilado del evento con temas en vivo de cada una de las bandas que participaron.

Repitiendo estudio y productor, Horcas saca a la calle “Eternos” en 1999. Se trató de un LP en el que “El Loco” se lucia como compositor e intérprete. “Eternos” confirmaba el gran momento de Horcas, todo parecía ir en la mejor sintonía para el grupo. Sin embargo fue un año que lo marcaría a fuego.

Eterno

El resto es historia bien conocida. Poco después de la grabación de “Eternos”, El mundo metalero se despertaría con la peor noticia: Osvaldo Civile había muerto. La causa de la muerte fue un disparo en el pecho en el contexto de un aparente suicidio. Aun hoy, los fans más acérrimos del querido guitarrista, dudan de la decisión de Osvaldo de quitarse la vida; teoría que se sostiene aun más por estar el hecho caratulado oficialmente como “muerte dudosa”. Una semana antes de la muerte de Osvaldo (que dio su último show

fuente: revista Epopeya nº22

con Horcas el 24 de abril del ’99), la banda había sido tapa de la revista especializada dirigida por Cesar Fuentes Rodríguez “Epopeya” en su número 22. En ella hablaban Yañez y Civile sobre el proceso de grabación y mezcla del disco. Pero lo que seguramente quedó grabado en la mente de todos fue la producción fotográfica que salía en la tapa y se encontraba en el interior de la nota: Osvaldo Civile jugando a las cartas nada menos que con la parca, algo en lo que muchos creyeron ver un presagio de la muerte del respetado guitarrista.

Creer o reventar, ese es (junto con “Eternos”) el último testimonio de vida del violero. De punta a punta del país, en las calles, en los barrios, en las esquinas en las que se juntan los pibes metaleros; es casi obligatoria la leyenda “Osvaldo No Murió”, parafraseando a la querida “V8 No Murió”.

El Loco, El Borracho, El Cetorca, se fue. Algunos dicen que en su último tiempo de vida se encargó de poner en regla sus deudas, como para no dejar cabos sueltos antes de partir. Otros, sostienen que en la forma en que se produjo el disparo era imposible que se tratara de un suicidio. Sin embargo, la realidad es una sola: Osvaldo ya no está, pero su rostro lleno de locura, y el sonido de las notas que desgranaba en su Mítica (así con mayúsculas) Les Paul, vivirán por siempre en las mentes y en los corazones de quienes saben valorar su legado no solo cuando se conmemora su partida de este mundo, sino día a día en la lucha cotidiana; esa misma pelea en que Osvaldo más de una vez te mostró el camino para llegar a Vencer.


2 comentarios

  1. pablo · abril 28, 2012

    Hoy ya hace doce años de la muerte de un grande del metal argentino, muchos lo extrañamos , aguante osvaldo civile, civile vive, la verdad un grande en la historia del metal

  2. Alberto · diciembre 31, 2018

    En realidad dicen que no se mató, que quedó como «Muerte Dudosa» la carátula…

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